¿Cómo padre/madre, qué
puedo hacer?
En la actualidad, muchos padres
“sufren” las consecuencias de la desobediencia de sus hijos.
Pero, ¿Qué significa la expresión niños
desobedientes? Y ¿Cuáles son las causas de esta desobediencia?
Podríamos decir que la desobediencia
es el resultado directo de dos tipos de acciones de los padres: los límites
excesivos, o los límites permisivos.
Pero son muchas las ocasiones en las
que se ha podido comprobar cómo en los diferentes modelos familiares se ha
pasado de este autoritarismo nada adecuado a una total permisividad exagerada,
algo desaconsejable. En ambos casos los resultados en los hijos es el mismo:
rebeldía y tiranía a causa de unos niños débiles e inseguros.
Hay que encontrar el equilibrio
en el estilo de educar desde sus primeros años para poder guiar a los
hijos por el buen camino de una educación acertada, y solo se conseguirá si se puede
educar con flexibilidad sabiendo decir que NO
cuando corresponde y sabiendo decir que SI cuando se lo merecen.
Sus hijos necesitan autoridad con
flexibilidad y que se apliquen con límites, normas claras y además bien
establecidas. Pero también debemos combinar estos límites y normas con afecto,
compresión, atención y mucho amor. Los hijos necesitan saber que queremos de
ellos.
En la mayoría de los casos, los niños
desobedientes no presentan ningún tipo de “anomalía”; sino que son el síntoma
directo de un incorrecto establecimiento de límites.
A continuación vamos a ofrecer
varias pautas de actuación dirigidas a padres para mejorar la obediencia de sus
hijos.
Distancia: Aclara tu queja
desde una distancia cercana (reuniros en una habitación o lugar privado para
comunicarle tus quejas).
Contacto visual: Busca y establece
el contacto con los ojos. Pide que te mire si es necesario.
Tono de la voz: Utiliza un tono
de voz apacible, pero a la vez firme, no hables fuerte ni grites para obtener
su atención. La finalidad es que os entandáis, no que te tema.
Sin emoción: Controla tus
emociones, especialmente el enfado y la súplica. Las reacciones demasiado
emotivas pueden agravar la situación.
No
conviene: Gritar, insultar, hacerle sentir culpable o inferior, ni amenazar
Frase directa, exigente: La utilización de
peticiones directas en vez de preguntas o invitaciones aumenta el grado de
obediencia.
No
conviene: ¿Podrías parar de molestar a …?. “Te pido …”.
Conviene: Siéntate y para de molestar a
Pedro (una descripción positiva).
Frases positivas: Es más eficaz que
utilice peticiones positivas pidiendo que el niño adopte un comportamiento
aceptable.
No
conviene: “Para de hablar, de moverte. No más”.
Conviene:
Siéntate y empieza tu trabajo.
Frase descriptiva o detallada y precisa: Las peticiones
detalladas o exactas y positivas son preferibles a las confusas o demasiado
generales. Tienes que dejarle el mensaje tan claro como puedas.
No conviene: “Presta atención”.
Conviene:
“Siéntate sobre la silla, pon los pies en el suelo, las manos sobre la mesa,
mírame”.
Plazo: Deje tiempo a que
su hijo reaccione a su petición (de tres a cinco segundos). Durante este tiempo
no hable con él (sin discusión ni tampoco excusa), no vuelva a formular su
petición ni añada otra nueva. Mire simplemente a su hijo a los ojos en espera de
que va a obedecer.
Repetición: Es aconsejable
que no repita más de dos veces una orden. Por lo mismo no enumere rápidamente
una serie de órdenes.
No
conviene: “Por favor compórtate bien, haz tus deberes y no molestes a tu
hermana menor”.
Por último y muy importante,
Refuerzo: No debemos exigir
un comportamiento a su hijo y después ignorarlo cuando lo ejecuta. Si desea más
obediencia de sus hijos, ofrezca gratificaciones y refuerzos sinceros. Exprese su
buen comportamiento con palabras y gestos de apoyo.